Generosa recomendación, grato descubrimiento
- angelcervantes05
- 29 ene 2013
- 2 Min. de lectura
Un amigo que se precie, uno de esos prójimos tocados por la impagable virtud de la generosidad (habremos de amarles como a nosotros mismos...) siempre tendrá a mano una buena recomendación que ofrecer a cambio de nada. Un guiño cómplice, un intercambio de inquietudes a lo sumo. En ese sentido andamos sobrados de suerte. Encima, si lo habitual es que la sugerencia en cuestión se transforme en un verdadero regalo, en un rotundo acierto, la cadena de acontecimientos se pondrá en marcha. A partir del título de tal película (o disco o libro), del nombre de cual director (o grupo o autor), se activará un trasvase de sabrosa información de la que podrá beneficiarse un estimable número de afortunados.
Ha vuelto a ocurrir hace unos meses con la figura del escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón y su última novela, Medusa, un relato excepcional (¿novela, biografía, ensayo, reportaje histórico?) despachado en apenas ciento cincuenta páginas. El personaje central, más que el imaginado Prohaska, es su mirada, su objetivo fotográfico, los ojos atónitos de un espectador europeo del siglo XX. Menéndez Salmón teje un discurso desnudo sobre el horror, la aberración y la brutalidad que han salpicado estos cien años, este “despliegue de maldad insolente” que denunciara Santos Discépolo y cantara entre otros Carlos Gardel. Medusa parte de una imagen devastadora y sintomática: un niño camina sobre una montaña de arenques muertos.
El autor dice creer en la fuerza de los silencios, en la importancia de lo que no se dice. Sin embargo, sostiene, “el arte, para sobrevivir y no convertirse en la feria que ya es, debe establecer un diálogo con las zonas oscuras de lo que somos y lo que hacemos”. Una generosa recomendación se ha transmutado en uno de los más gratos descubrimientos literarios de los últimos años, Menéndez Salmón forma parte desde ya de la selecta nómina de nuestros escritores de cabecera. Esto no ha hecho más que empezar. Le toca ahora el turno a La ofensa.

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